En este momento que las horas ya no te pasan por encima, que ya eres eterna, ahora en un paraíso, el que siempre te mereciste, en nuestras cabezas, en el pensamiento, en todos los recuerdos, en las mas profundas cicatrices que dejaste, te juro que cada herida que quedo en nosotros, los afectados por el tiempo, llevan tu sonrisa.
Las egoístas lágrimas de tu partida porque nunca quisimos que te fueras lavaran la tristeza presente de el espacio que ya no ocupas, por que decidiste partir, decisión que tomaste y ninguno de nosotros compartimos, pero te respetamos porque te amamos. Aun que ahora ya no te tenemos para abrazarte con los brazos, lo hacemos con lo eterno, con lo que no perece, con lo que participa de la divinidad, porque ya solo eso es lo que nos hace estar juntos, en el espacio que no tiene tiempo ni lugar, el espacio que solo llegamos en la memoria, en lo recuerdos que son solo tuyos y no serán reemplazados.
Eres eterna, somos temporales, duele decirle adiós a tu cuerpo, al que no podre abrazar con los brazos, ahora solo lo hago con el alma, desde los recuerdos, desde el amor que siempre ha sido como tu lo eres en este momento, el amor que nos hace llorar ahora, el amor que se siente desde nuestros cuerpos, pero el mismo es tan eterno como tu, el amor del alma, del aura, de los incontables instantes que estuvimos, que estuviste, que compartimos.
Esperanos en la nube en la cual estas sentada, esperanos en lo eterno que allá nos encontraremos, seremos nubes, seremos estrellas. Y mientras esperas iluminanos como siempre lo hacías, pero ahora desde lo alto.
Nunca te diré adiós, tendrías que no estar para poder decirlo, tampoco hasta pronto, porque estas aquí, estas en el amor, eres una parte de nuestro amor, aquella parte que ya es infinita, aquella parte que ya únicamente eso eres.
Mi amada hermana, hasta siempre desde siempre...
